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Sexismo en la educación y motivación lectora: cómo los estereotipos de género afectan en el aprendizaje de la lectura.

Marzo 11, 2022


Sexismo en la educación y motivación lectora: cómo los estereotipos de género afectan en el aprendizaje de la lectura.

Ana María Espinoza, licenciada en psicología, magister en psicología educacional, y ahora doctora con excelencia en tesis en Psicología, creció toda su vida notando los distintos roles de género que se esperaba que las mujeres y hombres tomaran en la educación y las matemáticas. Más adelante aplicó esta inquietud en su doctorado, donde investigó la relación entre la identidad de género y la motivación para leer, develando una realidad de sexismo en la educación de las aulas chilenas. 

Desde que era una estudiante escolar, Ana María Espinoza experimentó en carne propia la brecha de género en la educación. Siendo una niña amigable, tierna, comprensiva, a sus profesores y compañeros les chocaba que además fuera amante de las matemáticas. Se dio cuenta a esa corta edad que la feminidad y las matemáticas no eran compatibles para la sociedad. “Y me acuerdo haberme sentido mal, porque las matemáticas eran de hombres y yo no representaba a la mujer estereotípicamente masculina, sino que lo contrario, y sentí amenazada mi identidad de adolescente”, señala. A sus cercanos no solo les exaltaba que a ella le gustaran las matemáticas, sino que también les extrañaba que le fuera mejor que a los hombres. Más de una vez escuchó el comentario: “A la Anita le va mejor que a sus hermanos en matemáticas, que raro”. 

Con esta inquietud arraigada inconscientemente dentro de ella, entró a estudiar psicología, sin saber en un inicio que se terminaría especializando en psicología educacional especializando sus investigaciones en la brecha de género. El año 2021, junto a otros cinco compañeros y compañeras, fue galardonada con el premio a la excelencia en tesis de doctorado, con su investigación: “Identidad de género y estereotipos como factores claves en la motivación para leer: Tres estudios hechos en estudiantes de enseñanza media en Chile” (Gender identity and stereotypes as key factors in reading motivation: Three studies in secondary school in Chile).

Descubriendo los estudios de género

Siendo la única hermana mujer entre cuatro hijos, y por lo tanto, viviendo en una familia muy masculinizada, se recalcaban mucho los roles de género tradicionales en su casa. Sin embargo, María Angélica Catalán, madre de Ana María, siempre la incentivó a romper con los roles tradicionales. Ana María expresa que “ella siempre fue un modelo para mí en términos profesionales. Como una mujer de la sexta región que rompió el rol tradicional en su familia, como una mujer profesional. A pesar de la influencia de una sociedad muy machista y patriarcal presente, ella siempre me hizo ver que no había por qué hacerle caso a los roles de género, y siempre incentivó mi confianza”.

Cuando ingresó a la universidad, el año 2005, el género no era una temática relevante en la enseñanza de la psicología. Fue recién cuando terminó su carrera y comenzó a estudiar en el magíster de psicología educacional cuando la profesora Sandy Taut le ofreció la oportunidad de trabajar en un proyecto donde se tomaba en cuenta la variable de género en el estudio de interacciones pedagógicas de profesores chilenos. En ese entonces solo existía una investigación sobre la incorporación de la variable del género en clases. 

“El tema me cautivó totalmente, me enamoró… En los dos siguientes años trabajamos mucho con Sandy y de ahí no solté el tema”, relata. En un proyecto financiado por Fondecyt llevó a cabo un estudio sobre la brecha de género en la educación de matemáticas. “Revisamos muchas videograbaciones de clases de matemáticas de séptimo básico y observamos que los profesores no solo les hacen mayor cantidad de preguntas a los hombres que a las mujeres, sino que también preguntas de mayor complejidad cognitiva.” -comenta Ana María- “De ese mismo estudio derivó otro paper donde vimos que los estudiantes hombres tienen mejor autoconcepto en matemáticas que las mujeres: se creen más capaces, se creen más el cuento”.

Ana María en la marcha del 8M 2020.

Llevándolo al doctorado

“En un principio presenté mi tema de tesis pensando en varias disciplinas en las cuales podía aplicar mi estudio. Pero en 2016 me fui dando cuenta que mientras la brecha de género en matemáticas iba disminuyendo, la de lectura iba aumentando. En lectura, las brechas son a favor de las mujeres, y sobre todo en la adolescencia estas se van acrecentando: mientras a las mujeres les iba cada vez mejor, a los hombres peor”, comenta la doctora en psicología. A partir de ese punto, se centró en el estudio de la enseñanza en la lectura, relacionada al género. 

“Un factor clave es que la motivación es lo que predice tu aprendizaje y tu resultado académico. Eso ya la psicología educacional lo ha demostrado. O sea, si a los estudiantes hombres les está yendo peor, es porque su motivación por leer debe ser más baja”. Tomando como foco la motivación lectora, Ana María partió haciendo su estudio en estudiantes de enseñanza media de colegios particulares subvencionados de Santiago. 

Comenzó con cuestionarios que buscaban medir la motivación lectora, el autoconcepto del lector y la identidad de género de los y las estudiantes. Luego aplicó otro tipo de cuestionario donde los participantes tenían que leer una historieta con un personaje ficticio, y luego responder preguntas sobre su personaje. En ese sentido se presentaba la historia de un hombre que le gustaba leer, un hombre al que no le gustaba, una mujer que le gustaba leer, y una mujer a la que no le gustaba. Los resultados le permitieron ver “los estereotipos que se asocian a la lectura, y cómo se perciben a los estudiantes que les gusta leer. En ambos casos a quienes les gustaba leer eran considerados como poco populares, y a los hombres que les gustaba leer, se les consideraba más femeninos”. También aplicó una encuesta online para docentes de lenguaje donde volvió a reafirmar la presencia de estereotipos relacionados a la lectura. 

Los resultados fueron acordes a la mayoría de las hipótesis: notó que las mujeres tienen un mejor autoconcepto lector, y por lo tanto, una mayor motivación lectora que los hombres. Además, obtuvo que la identidad de género predice la motivación, o sea que, independiente de su sexo, afecta en la motivación la identificación de una persona con características asociadas a cierto género. Finalmente, probó que también afecta a la lectura si un alumno adhiere o no a los estereotipos, o sea, si relaciona ciertas características femeninas o masculinas a la lectura. 

Un tema atingente

“Estudiar esta temática es relevante porque visibiliza una expresión del sexismo en la educación. Las brechas en lectura no son producto de que tengamos biologías distintas, son producto de los procesos de socialización de género que se reproducen en la educación. Yo quiero apuntar a que tal como el sexismo es algo que se aprende, se puede desaprender”, comenta Ana María. 

Afirma que su temática de estudio no solo es útil al abrir la puerta a otras investigaciones, sino que también pone una temática importante sobre la mesa y soluciona problemáticas que conllevan de la brecha de género en la educación. “Como sociedad, no podemos meternos en el seno de las familias, pero sí podemos involucrarnos en cómo formamos a los futuros docentes. Ahí está la clave. Si todos los programas formadores de profesores tuvieran un enfoque de género, podríamos hacer una transformación. Los profesores deberían educar en igualdad”, comenta. 

A partir de la experiencia que ha adquirido de su investigación, Ana María considera crucial que en la academia se asuma la responsabilidad de investigación con un lado aplicado, con un puente a la realidad social: “No quedarnos en ese lado de la academia pura donde escribimos para académicos, sino que hacernos cargo de las necesidades sociales, sobre todo en el momento actual de transformaciones sociopolíticas”. 

Contempla como planes a futuro continuar con el desarrollo de la investigación de brechas de género y sexismo en la educación. “Quisiera generar evidencia que contribuya al desarrollo de distintas iniciativas educacionales que permitan avanzar hacia una educación no sexista y con perspectiva de género”, comenta. Además, busca desempeñarse como académica, para así poder articular la psicología educacional con la pedagogía y poder desarrollar instrumentos, dispositivos y estrategias para implementar una educación no sexista en las aulas chilenas. 

En su camino, Ana María agradece especialmente a su madre María Angélica Catalán, por haberla alentado a seguir sus sueños, perseverar y desafiar sus roles tradicionales de género, y a su hijo, por su “amor incondicional”.

Ana María y su hijo Luciano
Entramado